martes, 27 de septiembre de 2011

*Soy un Extraño Camaleón*

Quiero ser tu caballero...
Vamos a buscar un lugar donde podamos cambiarnos
y parecernos a alguien más.
Quiero ser tu caballero...
Intentemos encontrar un bosque que nos oculte
para no salir lastimados.
Nadarás conmigo en un sucio río, con un sucio yo.
Tú eres, realmente, muy... hermosa.
Flotando y hundiéndonos, pienso en esto luego de haber llegado al otro lado.
Incluso ahora. Siempre lo hago...


Me gusta estar contigo y odio casi todo lo demás.
No puedo mezclarme con los colores del entorno.
Qué fracaso de camaleón.
Quiero cantar una agradable canción,
y solo necesito el aplauso de una persona.
Y esa persona eres tú.


Quiero ser tu caballero...
Mi cola que no ha caído bien
está toda espinosa.
Quiero ser tu caballero...
No puedes aliviar los rasguños.
¡No! Pues no sanarán.
Apuesto a que dentro de poco mi aliento desaparecerá,
aunque tratemos de fundirnos en alguna línea insustancial.
Es como si estuviéramos viviendo un preludio interminable, dices.
Y luego nos reímos, como si ya estuviésemos muertos...


Aún cuando todo sea una mentira para aparentar estar bien,
e incluso si el gato que se acostumbró a ti
termina siendo sólo un hambriento,
y todo no es más que una simple ilusión
que se desvanecerá con un chasquido...
la palma de tu mano aún permanece cálida.


Fuimos valientes y nuestra generación bailaba alrededor,
y la página que gastamos juntos
fue rasgada y llevada por el viento,
y simplemente se volverá un fósil sin valor en la historia.
Pero aún así estoy agradecido de haberte conocido.
Bye-bye, soy un extraño camaleón...


Strange Chameleon de The Pillows. Creo que es el tema que más me gusta de ellos, el que más me conmueve, el que más canto. Será su historia. Será mi historia. Quizás me trae recuerdos de cuando aún no cambiaba mi persona, hace años, antes de aquella vez, antes de conocerla a ella, cuando aún parecía ser un extraño camaleón rodeado de personas con las cuales no podía mezclarme. Luego aprendí a sonreír.
La traducción es aproximada. No sé japonés, así que me apoyé en traducciones desde el inglés. Bye!

lunes, 26 de septiembre de 2011

*¿Has visto un hada?*

Nos referimos con hadas a los elfos principalmente. En un sentido popular, estamos hablando de duendes, gnomos y cosas por el estilo.  Para ver un hada, según Lewis Carroll:
"En primer lugar debe ser un día de calor. Se puede estar somnoliento, pero no demasiado, porque se deben tener los ojos bien abiertos. Y como dicen en Escocia, 'Sentirse un poco hádicos'. Los grillos no deben oírse. Se ven a las horas del crepúsculo, o a medianoche. Se las debe mirar fijamente, sin pestañear. Un hada sola puede ser vista entre dos parpadeos. El lugar debe estar bien barrido y el fuego calmo".

El fragmento fue sacado del libro "Dioses Celtas", de Vivian Fields, que me compré hoy como autoregalo de mi cumpleaños próximo. He leído poco. Pero bueno... sueño con ver un hada. ¿Has visto un hada?

lunes, 19 de septiembre de 2011

*La Rebelión Encapuchada*

En cada ocasión que los estudiantes y las organizaciones populares se movilizan en el espacio público, los medios de comunicación al servicio de las clases dominantes chillan al unísono: ¡Violencia! Se suceden las imágenes de jóvenes encapuchados que levantan barricadas, arrojan piedras sobre la fuerza pública y destruyen parte del equipamiento urbano. Los conductores de televisión, los reporteros en la calle y una variada gama de opinólogos condenan rápidamente los hechos. Se suceden sin ningún rigor conceptual anatemas tales como: “Violentistas”, “terroristas”, “anarquistas”, “lumpen”, “delincuentes”, etc. Pero nadie, no obstante, se ha preocupado de analizar de manera rigurosa las causas que precipitan la comisión de los actos violentos y mucho menos se ha intentado explicar el profundo trasfondo político que subyace a este tipo de protesta.
Quienes protagonizan este tipo de manifestaciones son personas (mayoritariamente jóvenes populares), profundamente molestas con el sistema de dominación de clase existente actualmente en el país. Están molestos con el modelo económico que los explota a ellos, a sus hermanos o sus padres; están molestos con la estructura inequitativa de la sociedad que condena a una parte importante de la población a la miseria o al endeudamiento crónico; están molestos con la represión policial, que golpea cotidianamente sus poblaciones; están molestos con el imaginario simbólico que recrea un mundo de fantasía que sólo se encuentra disponible para unos pocos privilegiados. Existe un largo acumulado de tensiones, frustraciones y desencantos que se han venido acentuando y que, hoy día, en el marco de las movilizaciones sociales (estudiantiles, medioambientales, indígenas y recientemente de trabajadores), se expresan como rebeldía popular.
Se trata de una rebelión espontánea, en la cual no se visibiliza con claridad ningún tipo de centralidad ideológica. No, a lo menos, como se observó en América Latina y Chile entre las décadas de 1960 y 1980. Tampoco se pude negar la existencia de organizaciones sociales y políticas que se reconocen en núcleos ideológicos, como el anarquismo o el marxismo, que participan activamente en los enfrentamientos callejeros. Pero, a mi juicio, estas organizaciones no poseen hoy día un control efectivo sobre dicho enfrentamiento. Es más, una parte de las acciones violentas que se han podido observar recientemente carecen de conducción política y de orientación ideológica: Por ejemplo, los ataques a pequeños establecimientos comerciales y el saqueo de colegios en la periferia urbana. No obstante, en estas acciones, así como en los ataques contra los grandes supermercados, las cadenas de farmacias, las instituciones financieras o los centros comerciales, existe un denominador común: La rabia. De ahí que estas acciones continúen expresando el profundo descontento social que la inequidad ha venido construyendo.
Es más, la espontaneidad de las acciones violentas remite, incluso, a la forma escasamente estructurada que poseen los ataques contra los dispositivos represivos del Estado. La masa arremete contra carabineros sin planificación operativa alguna y, normalmente, armada sólo con los recursos que provee el medio urbano (piedras y adoquines). Por lo mismo, se puede caracterizar como una violencia de baja intensidad. Particularmente si la ponemos en relación con los conflictos sociales y políticos que se viven actualmente en Colombia, México o Brasil.


Cabe señalar que este tipo de manifestaciones no son en absoluto novedosas. Por el contrario, a partir de la segunda mitad del siglo XIX se hicieron particularmente recurrentes. Cada vez que se producía una crisis económica que afectaba a la subsistencia de las clases populares o en cada oportunidad en que la legitimidad del régimen político experimentó un importante grado de deterioro, la furia popular irrumpió en el espacio público. Sólo por mencionar algunos hitos emblemáticos podemos referir, el motín de los tranvías de 1888, la huelga de la carne de 1905, el motín urbano de abril de 1957 y las protestas populares contra la Dictadura Militar del ciclo 1983-1987. En todas esas ocasiones, y en muchas más que podríamos enumerar, los manifestantes saquearon o intentaron saquear los establecimientos comerciales de la burguesía, atacaron tanto la sede de gobierno como los palacios señoriales en los cuales se regocijaba y ostentaba impúdicamente su riqueza la oligarquía, se enfrentaron con las fuerzas represivas del Estado y destruyeron parte del equipamiento u ornamentación pública. En todas esas oportunidades, además, la represión, al igual que hoy, actuó con particular saña y alevosía. Es importante señalar que en este tipo de manifestaciones siempre los muertos se encuentran en las filas de los que protestan; no de quienes reprimen. Por el contrario, quienes históricamente han masacrado al pueblo han recibió premios y ascensos; como fue el caso de Roberto Silva Renard, el general responsable de la matanza de la Escuela Domingo Santa María de Iquique en 1907. Mientras que hoy día los crímenes alevosos, como el de Manuel Gutiérrez, son calificados como “violencia innecesaria causando la muerte”, lo cual supone para el criminal, en el peor de los casos, una condena de tres años de prisión.
En el contexto de esta asimetría de fuerzas y de recursos los medios de comunicación al servicio de la burguesía cumplen la tarea de criminalizar la protesta popular. Pero lo que sucede hoy día con los medios de comunicación no es muy diferente de lo que ocurría a comienzos del siglo XX, en el contexto de la emergencia de la llamada “cuestión social”. Efectivamente, las protestas obreras, que demandaban mejores condiciones laborales y de vida, no sólo eran violentamente reprimidas; también eran criminalizadas. Quienes protestaban eran “enemigos de la patria, de la propiedad y de la religión”. Hoy, como ayer, existe un control monopólico sobre los principales medios de comunicación; tanto impresos (El Mercurio y COPESA), como en radio y televisión. Ello hace que la línea editorial referida a la conflictividad social se uniforme: Las demandas son “desmedidas”, los estudiantes son “intransigentes”, las propuestas están “ideologizadas”, etc. Luego, ante la imposibilidad de invisibilizar la protesta, se instala el discurso homogenizador en torno a las formas correctas de movilizarse: Lo lúdico, lo festivo, lo carnavalesco. Y, de la misma manera, se encuadra el “sentido” de la manifestación: Que sea autorizada, que se desarrolle donde las autoridades quieren, que programáticamente se ajuste a lo que el sistema puede ofrecer y que se autoregule en su trayectoria y desarrollo. En consecuencia, toda manifestación que rompa con las “formas políticamente correctas de expresarse” es rápidamente anatemizada y criminalizada. No obstante, lo que más llama la atención es esta verdadera ausencia de profesionalismo o rigor de los periodistas adscritos a estas cadenas, que no sólo no hacen su pega, sino que se convierten más bien en espurios portavoces del gobierno o de los patrones. A ese efecto habría que destacar que situaciones de violencia “estructural”, como la desigual distribución de la riqueza, la explotación laboral, la expoliación comercial de las grandes cadenas de retail o la usurpación y represión de que han sido objeto históricamente los mapuche, o no concitan el interés periodístico o son rotuladas con eufemismos. Por ejemplo, estos medios jamás han hablado en el caso de Manuel Gutiérrez de asesinato o de alevosía. Se han referido a su deceso como “la muerte del joven poblador”; como si se hubiese muerto en su cama de causas naturales. Pero si han enfatizado en el arrepentimiento que habría mostrado el carabinero que lo mató. Estas violencias estructurales son, sin lugar a dudas, un factor clave en el desencadenamiento de las violencias reactivas que protagonizan los jóvenes populares.
Otro aspecto particularmente preocupante es la configuración de un escenario de enfrentamiento “horizontal” entre quienes participan de las manifestaciones populares. Al respecto creo que es necesario considerar dos situaciones. Por una parte, se puede observar un importante grado (de) segmentación social entre quienes protestan. Efectivamente, una parte de los estudiantes adscritos a las carreras profesionales aparentemente más exitosas (medicina, ingenierías, derecho, etc.), provienen de estratos socioeconómicos más acomodados o dotados de un mayor “capital cultural”. Estos estudiantes universitarios se refieren a los jóvenes no universitarios (secundarios y subocupados), como: “flaites”, “sopaipillas”, “lumpen”, etc., reproduciendo, de esta forma, el discurso estigmatizador y criminalizador del gobierno y los patrones. Luego, encuadrados en el discurso de la “manifestación políticamente correcta”, se pueden llegar a convertir en delatores (cuando señalan a sus compañeros a la policía), o en agentes directos de la represión (cuando detienen y entregan a la misma policía a estos compañeros). Hay mucha irresponsabilidad en el gobierno, en los medios de comunicación e incluso entre algunos dirigentes sociales, cuando impelen a estas personas a enfrentarse con los manifestantes encapuchados. El día de mañana si se llega a producir un enfrentamiento fatal la responsabilidad política estará entre quienes incitan al conflicto fratricida.
Otra línea de interpretación remite a los dos fundamentos constitutivos de la sociedad de clase en Chile: El orden público y la propiedad. Si debemos reconocerle un mérito a la oligarquía primero y la burguesía después, fue haber elevado estos dos principios a la condición de valores naturales; alcanzado incluso un importante nivel de transversalización social. Muchos creen, hoy día, que tienen algo que perder: Un auto, un pequeño negocio, la casa. Y lo meritorio del sistema fue haber instalado en este sector de la sociedad que la amenaza la constituye el “otro” desprovisto o precarizado. De aquí surge el viejo y reiterado discurso fascistoide de la “mano dura”. Cualquier amenaza a la propiedad deviene en amenaza al orden público. En consecuencia el recurso a la represión se valida ampliamente.
En este contexto la violencia encapuchada se convierte, también, en una rebelión simbólica y cultural. Es la rebelión contra todas las formas inveteradas que ha asumido la subordinación; es el rechazo al “mandé patrón”, “como usted diga jefe”, “perdone mi cabo”. El encapuchamiento rompe con toda forma de subordinación y en cuanto ruptura constituye una disonancia no sólo para el Estado y los patrones, sino que, también, para quienes han internalizado el discurso oficial. No obstante encapucharse es un acto político, en cuanto expresa la voluntad de rebelión frente a las condiciones estructurales de la violencia (económica, social y política) y, por otro lado, es un gesto de desafío frente a la pusilanimidad con la cual se ha hecho política en Chile.

Dr. Igor Goicovic.
Académico de la Universidad de Santiago de Chile.
Director del Magister en Historia de la Usach.

domingo, 18 de septiembre de 2011

*El súper extranjero del club*

No son las tres de la tarde y ya me quiero ir de aquí. Pero aún me queda un poco más de una hora para despedirme del Club Providencia por hoy, para mañana volver a verlo. Lástima. Ha sido un día aburrido. Con pocas novedades, ando algo somnoliento y hambriento, sin ganas de tomar el libro o la DSi. Me he dedicado simplemente a revisar y leer páginas webs aceptadas dentro del filtro del club, como twitter y blogger. Así, me he enterado de las últimas noticias comentadas en la red shuper social y he leído algunos escritos de la domi, el pipo y la marc, e incluso releído algunos míos. Vaya... leí también La Tercera, que es el diario oficial del club (saquen conclusiones de ello, aunque algo ha cambiado, pues ahora aceptaron revisar la página de la Bío-bío). Pese a no tomar el libro, igual leí harto.
Pensé que iba a venir casi nada de gente al fitness, pero vinieron como en cualquier domingo. Supongo que era verdad aquella frase que me dijo uno de los socios alguna vez: "son pocos los verdaderos deportistas que venimos siempre al club, pese a todo". Un acierto aparentemente. En Providencia se viene al club deportivo aún en dieciocho de septiembre. Mira tu. ¿Sería igual en cualquier comuna? ¿O será una característica exclusiva del estrato socio-económico high? En fin, no ambiciono tener demasiado dinero como para transformar mi estilo de vida y saberlo algún día. Si alguien sabe, que me cuente.
Ahhh, y un detalle. Acá cada vez que hago favores a la jefa o a algunos socios me responden dándome las gracias acompañadas de una sencilla pero toptop palabra: ¡Súper! ¿Alguien puede decirme si esto es parte de una nueva moda o bien es una jerga de otro mundo? Me parece curioso, algo bobo, e interesante. Pero creo que me inclinaría por la idea de que efectivamente yo soy un extranjero aquí, de otro mundo, pues es el único lugar en donde he escuchado, y en donde sigo escuchando cada fin de semana, esa bendita palabra socialmente esclarecedora. Súper. "¡Súper! Qué choro esto, ¿cachai? ¿Cierto?"
Comienza el conteo regresivo de la última hora de trabajo en este grandioso mundo...

*Trozos: Le Petit Prince"

Antes de que el principito se despidiera de su amigo, el piloto de avión, e incluso antes de que su amigo aviador viera las lágrimas en el rostro del hombrecito aquel día, este le habló y le dejó un regalo como ningún otro. Fue antes de que la vida del pequeño príncipe se desplomara suavemente, sin hacer ruido alguno, en la arena del desierto.

"-Por la noche mirarás las estrellas. No te puedo mostrar dónde se encuentra la mía, porque mi casa es muy pequeña. Será mejor así. Mi estrella será para ti una de las estrellas. Entonces te agradará mirar todas las estrellas... Todas serán tus amigas. Y luego te voy a hacer un regalo...
Volvió a reír.
-¡Ah!, hombrecito... hombrecito... ¡Me gusta oír tu risa!
-Precisamente, será mi regalo... (...) Las gentes tienen estrellas que no son las mismas. Para unos, los que viajan, las estrellas son guías. Para otros, no son más que lucecitas. Para otros, que son sabios, son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas no hablan. Tú tendrás estrellas como nadie las ha tenido.
-¿Qué quieres decir?
-Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!
Y volvió a reír.
-Y cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo. Tendrás deseos de reír conmigo. Y abrirás a veces tu ventana, así... por placer... Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando el cielo. Entonces les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír", y ellos te creerán loco. Te habré hecho una muy mala jugada...
Y volvió a reír".


sábado, 17 de septiembre de 2011

*Escuchando Klara*

Klara, que antes era Clara. De todas las versiones prefiero las en vivo con buena calidad y esta, que tiene buen sonido, armonía e imagen. Chinoy. Muchos no gustan de su voz. Muchos sí. Aquí publico esta canción una vez más, pues no solo me encanta sino que también me alza hacia frescos momentos de lucidez. Se la dedico a una persona que, a pesar de que no se lo diré, sabrá al instante que es así cuando lea, vea y escuche esto. No es del todo por la letra, sino por lo que significa tener esta canción como gusto en común. Buena poesía, guitarra y... bueno, la voz se puede discutir igual, pero el motivo y la emoción son grandes. Klara.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

*(Sin Título) I*

Te contemplo. Estás frente a mí con la sonrisa de siempre, contándome los muchos sucesos que interrumpieron tu quehacer diario entre el mes pasado y nuestro ahora. Me cuentas cómo se ha paseado tu vida desde entonces sin mi compañía, sin mis tonteras. Nos damos cuenta de que tenemos poco en los bolsillos que compartir en común desde hace tiempo y solo rememoramos enérgicos aquellos momentos deslumbrantes de un ayer simbólico, instantes de un tiempo poco invertido en construir juntos pero intensamente significados por ambos. Tú y yo. Los asuntos propios pasan la cuenta luego y los intereses terminan siendo muy chuecos, pero qué más da. Me cuentas y cuentas para hacerme parte de tus días, pues es el gran momento en nuestros encuentros en donde enlazamos las proyecciones y distinciones en una complicidad aventurera, divertida, con la cual terminamos conociéndonos aún más. Y entonces te respondo y te comparto mis locuras, y tú me comentas, muy tierna, con abrazos y risas. Ahí sigues tú, parada frente a mí, iniciando nuevas historias; y yo, ahora, continúo guiando el vaivén de nuestros pasos, libres caminantes por el centro. De pronto me tomas del brazo y seguimos avanzando hacia los suspiros más altos en los cerros, esos recurrentemente olvidados e imaginados por muchos en los románticos parajes del puerto. Ahora me llevas, mientras yo te cuento, y nos miramos, y nos reímos, y a veces huimos como dos estúpidos seres humanos que disfrutan sencillamente una independencia del quehacer en sus vidas. Qué pura idea. Una plaza, un viejo edificio y un eterno solitario mar nos abren las puertas como en cada reencuentro para recordarnos que hay que hacer las paces, que hay que poner al día nuestros días y que los nuevos segundos del ahora se volverán mañana nuevas deslumbrantes que alimentarán el motivo mutuo por reencontrarnos otra vez. Sí, una, y otra, y otra, y otra vez.
Ahí estás, caminando a mí lado, sabiendo que pronto tendrás que marcharte. Otra vez. Ya nos hemos apartado antes, en días lejanos pero nunca olvidados. Ya nos hemos ido, sí. Pero igual hemos vuelto…

viernes, 9 de septiembre de 2011

*Brothers*

Hoy me acordé de ti Jesús. No de aquel Jesús, si no de ti. Y pensé y sentí mucho. Pensé y sentí sólo con esta melodía de fondo acompañándome. Brothers. Desde hace años que vinculo esta canción con un gran amigo mio llamado Joel (puros nombres bíblicos, a propósito), con el cual logré construir grandes significados, momentos y recuerdos. Él ama la música. Juntos descubrimos esta melodía melancólica de una historia poco contada. Y hoy, sin el mínimo ánimo de comparar, las coincidencias de mi vida me han hecho vincular esta canción contigo. Con el Jesús de siempre. Sólo lo sentí así. Quizás sea la belleza de la canción o su título sensiblemente característico. No lo sé muy bien. Pero sé que amas la música y sé que le encontrarás un significado y un momento íntimo a ella. Ahora me recordará a ti también, porque fue la melodía con la cual quise acompañarte un momento en esta fría noche. Sé que lo entendiste. Sé que la escuchaste. Sé que la recordarás, porque pude comprobarlo minutos después de despedirme de ti, al dejarte el link de la canción y cerrar finalmente MSN. Pues luego de lavarme los dientes y ponerme mi pijama rayado dispuesto a acostarme, volví a mirar la pantalla aún encendida del PC con la página abierta de facebook y observé plasmada allí, en tu muro, junto al link de la canción referida, una palabra que decía simple y complejamente: gracias. Jesús, hoy escribo de ti aquí. Pronto apagaré las luces.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

*Reflexión: Diversidad sexual*

        Estimado Director, estimados todos:

Se puede cuestionar la democracia e incluso no creer en ella, siendo esto válido, pero en lo concreto en Chile todos bailamos bajo el ritmo de la misma danza: el paradigma democrático liberal. Por ende, corresponde dar respuestas a la mayoría de las partes. Y he ahí la cuestión. El matrimonio homosexual debiera ser aceptado por ser parte de los intereses, emociones y proyecciones sinceras de muchos ciudadanos. Sí, muchos. La diversidad sexual seguirá aparentemente siendo una minoría para la población mientras los esquemas sociales-legales no le permitan un espacio para evidenciarla con tranquilidad. No obstante, pese a creer que este paso es esencial para generar mayores discusiones y abrir nuevas posibilidades de comprensión y perspectiva sobre el asunto social y sexual de la diversidad, no creo que sea el último gran paso en este proceso de aceptación. Más bien sería el inicial dentro de una complejidad profunda.
Creo que proyectarse con otro ser humano, siendo esta una opción y no un deber vital, no debiera desembocar inevitablemente en un matrimonio, en un par de hijos, ni tampoco sólo en una unión macho-hembra. Esas son opciones entre otras. El carácter común y correcto que le imprimimos generalmente a esos requisitos de norma social corresponde nada más que a la costumbre de una construcción cultural de peso histórico complejo (que no indagaremos aquí) que debemos comprender para posteriormente transformar. Si no somos conscientes de que tras la moralidad del presente se encuentran procesos históricos de siglos y siglos, no entenderemos que los valores y la institucionalidad actuales no son absolutos, ni permanentes, ni intocables. Ni tampoco divinos. Si no hacemos un esfuerzo por comprender con mayor profundidad nuestra realidad social, no contribuiremos con verdaderos cambios más allá del simple acomodo de la tradición a las nuevas tendencias sociales. Los cambios deben llegar al fondo del asunto, y no solo ser prácticas decisiones y estrategias políticas o respuestas populares a las nuevas tendencias modernas.
Dicho esto, las exigencias legales acerca de la diversidad sexual en Chile no deberían buscar sólo asemejarse al modelo heterosexual de relacionarse o de conformar familia. Debiera entenderse esto como una opción y no como un único camino. La libertad sexual no es ganarse el derecho heterosexual, sino que es tener la libre opción de “optar” a ello como también a otras formas de convivir, de actuar, de pensar. En el fondo, aceptar y comprender la libertad sexual creo que es mucho más que pensar solo en el matrimonio gay.
Sin embargo, pese a que en Chile pareciera faltar la discusión necesaria en torno al tema de la diversidad sexual en la población como para optar a un cambio de fondo, su práctica legalizada sí generará la ansiada conciencia. Ocurrirá en el largo plazo, y esa misma conciencia impulsará nuevas discusiones y escenarios complejos. Ese es el desafío de todos. No solo de hoy, sino de mañana. Esa es la importancia de legislar sobre esto.
En este sentido, el matrimonio gay sería el primer paso en lo concreto que nos guiaría a una mayor discusión del tema en el pensamiento para el futuro. Que no se llegue a pensar que es insuficiente, pues se estaría cayendo en el error de pensar que estos avances sociales no repercuten en nada. Y además, se estaría ignorando que esto es un proceso, no de un día, no de una ley. Sino de años...

PS: El artículo “¡No se confunda, la homosexualidad es una anomalía!” de Teresa Marinovic, publicado el 30 de Junio del presente año en su blog personal (http://teremarinovic.blogspot.com) es una clara muestra de que, aún con la notable preparación académica, la cegada tradición sigue muy presente. Es un ejemplo de que la diversidad sexual sigue observándose desde la exclusión, desde la superficialidad, sin ir a la filosófica comprensión de fondo. Marinovic, licenciada en filosofía, cree que es un “estilo de vida”, pero no entiende que es simplemente una forma de sentir aquella.

Javier Cortés Echeverría. Estudiante de Licenciatura en Educación con mención en Historia y Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica, en la UMCE, ex Pedagógico de Chile. Carta escrita en Julio del presente año...


martes, 6 de septiembre de 2011

*Un duende mirando en casa*

Sigur Rós es una banda musical originaria de Islandia. El nombre de la banda significa en español algo así como "Rosa de la Victoria", en honor al nombre de la hija de uno de los miembros de la agrupación. Se caracterizan por sus melodías que mezclan rock, clásica e incluso instrumentos únicos de composición propia. El vocalista, pese a interpretar canciones en su idioma, utiliza mucho uno inventado por ellos mismos catalogado como Volenska (o Hopelandic para nosotros) con el cual buscan convertir la voz en un instrumento más sensible, abierto y acorde a la melodía reproducida por todos. Si bien son palabras extrañas, tanto más para nosotros que para los islandeses, se transmite muy bien la pureza de esas bellas melodías.
En el 2007 publicaron el filme Heima (En casa), el cual tuve la oportunidad de ver durante la segunda mitad del 2008. La cinta es un documental musical filmado a lo largo de dos semanas mientras la agrupación realizaba conciertos gratuitos a lo largo de su país. En él se muestra lo que hay más allá de los escenarios, en la familiaridad de las personas y del paisaje, y en lo que se puede generar en sus frías y cálidas tierras islandesas. Heima es un deleite musical y visual que recomiendo a todo quien guste de la banda o bien a todo quien quiera conocer una experiencia única en Islandia. Los dejo con un bello vídeo no oficial de la banda, hecho por un fan y dedicado a la naturaleza, a una madre y, por qué no también, a un hogar. La canción se llama Starálfur y se traduciría como "Un elfo mirando". Pero para evitar confusiones icónicas con la obra de Tolkien lo traduje al nombre con el cual se conoce popularmente a esas entidades acá: como un duende.


Si quieren ver el documental y no lo encuentran, me dicen y los ayudo.